miércoles, 23 de junio de 2010

a

Kafka y la Muñeca Viajera

Cuenta Paul Auster en su libro The Brooklin Follies una pequeña historia que ilustra la sustitución de la realidad por un relato.

Dice Auster que poco antes de morir, Franz Kafka se encontraba en un parque de Berlín junto a su novia, Dora Diamant, cuando se cruzaron con una niña que lloraba desconsoladamente.

Kafka le pregunta a la niña porqué lloraba. “He perdido a mi muñeca”, le contesta la niña. Kafka inventa entonces una historia para consolarla, y le dice que la muñeca se ha ido de viaje. “¿Cómo lo sabes?”, le pregunta la niña. “Lo sé porque me ha escrito una carta”, dice Kafka.

Desconfiada, la niña le pregunta si tiene la carta de su muñeca consigo. “No. Lamentablemente la he dejado en casa, pero si quieres mañana te la traigo”.

Llegado a su casa, Kafka se pone a escribir con empeño la dichosa carta de la muñeca que al día siguiente le mostraría a la niña. Quiere sustituir la realidad por un relato tan persuasivo y verosímil como la misma. Cuenta en la carta entonces que estaba ansiosa por conocer el mundo, y que los lugares que estaba conociendo eran maravillosos. Le dice a la niña que la extraña mucho, y que en prueba de ello le escribiría una carta todos los días.

Durante tres semanas, día por día, Kafka se empeña en describirle a la niña la historia de la muñeca que ha surgido de su mente. A medida que transcurren las cartas, y sin dejar de recordarle cuánto la quiere y extraña, el retorno de la muñeca se va convirtiendo cada vez más en un imposible. Está en un país cada vez más lejano, y con el agregado de que ha conocido a un novio, con el que está por casarse.

En la carta final de la muñeca a la niña, le dice que durante un tiempo largo no podrá seguirle escribiendo, porque los preparativos para su casamiento le demandan mucho tiempo y se le tornará imposible. Pero que no se olvide cuánto la quiere y cuanto la extraña, y que la disculpe por no poder seguirle escribiendo.

Durante el tiempo en que transcurren las cartas de Kafka a la niña, logra sustituirle la angustia inicial de la muñeca perdida por esa tristeza linda que es la nostalgia, y hasta finalmente terminar aceptando complacida por la alegría de las aventuras en tierras lejanas que estaría viviendo su muñeca. Ante la pérdida que la realidad le ocasiona, le ha dado una bonita historia a cambio.

Dejo abierto entonces el debate entre lo que sucede, lo que nos cuentan que sucede, entre los hechos y los que se apropian de su relato. Y más importante aún, si somos capaces de armar nuestro propio relato.

No hay comentarios: