jueves, 28 de octubre de 2010

Gracias


Yo formé parte de ese 22% original del 2003, aunque confieso que más que votarlo a Néstor voté al que venía tercero en las encuestas, para no tener que optar entre la rata y lópez murphy en la segunda vuelta.

A partir de ahí, sin tener la más mínima expectativa (o quizás por éso), cada sorpresa que me dio fue positiva. Siempre. Recuerdo que en el primer día de gobierno efectivo se mandó al tacho a 23 generalotes. Una señal. Tiempo después, cuando el descuelgue del cuadro de videla, me transformé en kirchnerista. No podía creer que, efectivamente, alguien convirtiera la letra muerta de la Constitución en hechos. El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas había asumido su rol como tal.

La secuencia de renovar la corte de los milagros menemista, anular la obediencia debida, punto final e indultos, enterrar el ALCA en Mar del Plata, deshacerse de la tutela del FMI, renegociar la deuda con 2/3 de quita y tantas otras medidas que comparadas con las entedichas suenan a casi nada, no hicieron otra cosa que llenar de contenido mis iniciales expectativas.

Pero seguramente el ataque de la prensa canalla a partir del momento mismo de asunción de Cristina me dejó sin retorno. A partir de entonces, nada volvería a ser lo mismo. Para los que llegamos tarde para ser Peronistas, ser Kirchnerista fue un signo de los tiempos. Ineludible.

El vacío que deja Néstor sólo podremos rellenarlo los millones que levantemos sus banderas a partir de ahora. Estamos -todos- comprometidos a ser los compañeros de ruta de Cristina. Aquí estamos, aquí estaremos, de ahora en más, para lo que venga.

Los miserbles creen haber encontrado la veta para entrarle al proyecto, como explícitamente lo dejara ver ayer mismo una larva nauseabunda como Rosendo Fraga, el festejo de "los mercados" que reaccionaron con una suba nédita de sus acciones, como seguramente están descorchando champagne los Grondonas, los Openheimers, los Majules, Fontevecchias, Tenembaums, Lanatas, Leucos, Eliaschevs, Roas, Kirschbaums, Van der Koys. Están en pedo. Si creen estar ante una segunda Isabelita, están en pedo. No la mencionan específicamente, pero advierten sobre el "vacío de poder". No tienen idea ante quién se encuentran. Si algo aprendimos de Cristina es que repotencia su temple ante la adversidad. Ahí están la 125 y el 28J para demostrarlo. Ni se atrevan. Ni se atrevan. Soretes.

Y vos, Flaco, mi querido Flaco, te convertiste en bandera antes de tiempo. No era ahora cuando vos debías abandonar la escena. Así y todo varios millones intentaremos ser uno solo detrás del proyecto. Trataremos humildemente de ser el motor de la historia, de la historia que vos comenzaste a escribir a trazo grueso, y que Cristina y tu pueblo intentará profundizar. Desde ahora, vayamos quemando los puentes porque el proyecto no tiene vuelta atrás.

Gracias por todo querido Flaco. Hasta siempre!

1 comentario:

Severian dijo...

Mi historia es prácticamente la misma. Sumale que todo el tiempo quise ser opositor, quise correr a este gobierno por izquierda, quise pedirle reforma impositiva, impuesto a la renta financiera, reforma sindical, quise apretarlos en mil cosas más. Pero la oposición no me dejó: la bandada de pterodáctilos psicóticos de la derecha argentina, enconlumnada detras del ariete mediático, lista para comerse los ojos del primero que los cierre, no me dejó. La izquierda catatónica, que no sabe hacer nada más que mirarse fijamente el ombligo hablando de sí misma, que no entiende que apoyar lo bueno no es perder la independencia, no me dejó. Yo no quise ser kichnerista, me hicieron kirchnerista.

Y luego la guerra contra Oscurín no dejó dudas. Hay que estar de un lado o del otro, de las medias tintas viven los poderosos. Hay que matar primero al tiranosaurio, para sólo después ocuparse de desinfectar las lagartijas.

Coincido también en que los análisis apresurados subestiman, muy probablemente con toda intención, a CFK. Por mujer, antes que nada, se la supone débil y destruida por el dolor. Deberían recordar a Videla, hoy a la sombra por pensar lo mismo de las madres.