domingo, 5 de diciembre de 2010

Mina de Oro Historiográfica Encuéntrase...!

Púsose en linea una hemeroteca digital de indubitable valor. El inquieto lector podrá encontrar las principales ediciones de los diarios "El Litoral", "El Orden" y "Santa Fe", incluyendo las décadas del 1910 a 1929, 1930 a 1939, 1940 a 1949, 1950 a 1959, 1960 a 1969 y finalmente la de 1970 a 1980, cuyo resumen expónese a continuación para deleite del curioso lector:

El campo a punto de encender la mecha

En un editorial firmado por Carlos Manuel Acuña, titulado "El cambio por el cambio mismo es una falsedad", y bajo el subtítulo "El campo a punto de encender la mecha", leemos: "Nos preguntábamos recién ¿Qué es lo que pasa?, ¿Cómo es posible que un prestigioso semanario recoja días atrás lo que sucede en el agro bajo un título que decía "El campo a punto de encender la mecha"?. Es muy sencillo: La capacidad de soportar ha llegado a su fin." (...)

"La reacción del campo escapa a sus propios problemas. Con toda seguridad, como nunca ha sucedido, la formación de un estado de conciencia se ha dado en el sector más importante de nuestra economía" (...) "Durante los años más recientes, la política económica determinó el congelamiento de los precios que percibía y percibe el productor al mismo tiempo que aumentaban sus costos, limitando y hoy prácticamente anulando sus posibilidades de inversión" (...) "mientras nos llenan de cifras y palabras cuyo significado excede casi siempre a la mejor buena voluntad de comprensión..." (...) "La ausencia de una adecuada política crediticia (...)".

"Entre tanto,  todo el país conoce y ha vuelto a refrescar su memoria sobre el eterno problema de las carnes. También conoce lo que ha ocurrido con el trigo hace dos años y no ignora que a partir de la política económica (...) hubo que importar cereales, semillas de variada clase, fruta leche y sus derivados" (...)

Mas adelante agrega: "Vayamos al problema de fondo que aquí debemos tratar. (...) Como la de la Sociedad Rural Argentina debería ser una auténtica fiesta, una expresión de optimismo. Sin embargo, las caras largas, los comentarios que ya no son velados, lo dicen todo. La palabra "impuestos" se escucha en cualquier corrillo, (...) Si reflexionamos acerca de las perspectivas fabulosas que posee la industria de la alimentación en un mundo cuya población crece en forma geométrica (...) La relación dice así: El productor se empobrece hora tras hora, no puede tecnificarse y disminuye su producción (...) Disminuye la influencia argentina en los mercados que otros conquistan (...)" Y sarasa, sarasa, sarasa...

Im-per-di-ble. Léalo completo en EL LITORAL, Sábado 1 de Agosto de 1970, Pág. 11

domingo, 28 de noviembre de 2010

Un Mal Novelista Holandés

 (Foto gentilmente cedida por Daniel Mancuso)

Desde hace casi tres años vengo sosteniendo la tesis de que buena parte de la prensa patronal dejó de requerir de base fáctica para desarrollar su trabajo. A diferencia de los novelistas, que pueden prescindir de la realidad para escribir una buena novela, los periodistas solían requerir de ella para desarrollar un relato. Mi impresión es que ésto dejó de ser así, y un novelista podría pasar perfectamente inadvertido entre el staff periodístico de la prensa patronal.

No es necesario remontarse demasiado en el tiempo para encontrar varios relatos de este género carente de anclaje en los hechos. La "Embajada Paralela" u "Operación Sadous" fue uno de ellos, donde los propios presuntos damnificados les rebaten el relato.

En otros, los propios actores políticos contratados al efecto por el novelista de turno se desmienten a sí mismos, sin requerir de terceros que lo hagan. A modo de ejemplo, se me ocurre el actor Isidoro Graiver, quien primero afirmara que la compra de Papel Prensa por parte de la prensa patronal "fue un afano", para afirmar exactamente lo contrario pocos meses después.

Un mini-relato de este tipo, aún más enclenque y fugaz fue el unipersonal protagonizado por Pino Solanas, firmando un día un despacho de su propio bloque a favor de la desmonopolización de la producción de papel para diarios, para declararse "entrampado" apenas 24 horas después y borrar con el codo lo que firmó con la mano el día anterior, luego de que su empleador se lo recriminara públicamente.

Otras novelas que nutren a la "opinión pública" ya no requieren ni siquiera de ser desmentidas por sus propios lenguaraces ni por terceros: Basta el simple transcurso del tiempo para que el relato caiga por su propio peso. Es suficiente ejemplificarlas con los interminables augurios fallidos de la moisesa chaqueña, o las del tipo "El año que viene vamos a importar trigo, leche y carne", relatada por los bucólicos gionistas del putsch agromediático. Estas novelas catastrófico-futurísticas usualmente se derrumban "por default", con el simple transcurrir de los días, sin requerir de desmentidas adicionales que excedan el mero no suceso de lo profetizado.

La dramaturgia básica de este conjunto de novelas repetidas hasta el cansancio consiste en agarrarse de uno o dos chimentos de pasillo, conferirles carácter de verdad de a puño, asignarles un tono de "crispasión republicana", y a partir de esa materia prima de dudosa calidad, comenzar la tarea de amplificar y legitimar el relato, en el que ora el autor de la novela, ora los actores de reparto de la política argentina, van enhebrando capítulos cada vez más escandalosos e inverosímiles a la saga, hasta generar un enchastro costumbrista que provocaría la sana envidia de Emir Kusturica.

La consabida frase "No permitas que la realidad te arruine una nota" redondearía la idea del género de periodismo-ficción que antiguamente se conocía como novela. No importan los hechos. Basta con el relato que de ellos se haga para dominar la agenda.

Ahora bien: Hasta el novelista más carenciado dispone de una mínima batería de recursos para manejar los imprevistos. Así, si fallece un actor de su tira, introducirá en el libreto un viaje súbito para justificar su ausencia. Si el productor de la tira repentinamente recortara el presupuesto a la mitad, escenificará en interiores lo que tenía escrito para exteriores, sacará del camino a actores secundarios, bolos, decorados innecesarios, etc. Es decir, ajustará las variables necesarias para que pese a todo, la novela llegue a su fin sin resignar el relato. Es lo mínimo que se le puede exigir a un novelista: Ser medianamente verosímil y mantener un mínimo de coherencia.

Esta semana, sin embargo, ya ni siquiera se respetó esta regla básica de la narrativa. En vez de hacer un piadoso "fade out" sobre "La Banelco de Cristina", decidieron remontar su propio relato en el sentido inverso al que traían. De caracterizar al Kirchnerismo como coimeros dispuestos a todo con tal de aprobar el presupuesto, pasaron a caracterizarlo como promotores activos de la no sanción del presupuesto 2011. Así, como lo lee. Como decir "la blanca vaca negra" sin que se le mueva un pelo al oximorónico novelista.

Hay que estar un poco aturdido para presumir que nadie advertirá el súbito cambio de relato, pero exactamente éso es lo que hace el otrora eficiente vocero patronal Eduardo Van der Kooy. Es más: Ni siquiera escribe una nota diciendo "A", para luego echar reversa en una segunda nota diciendo "B". Si éste fuera el caso, el lector debería tomarse el trabajo seisieteochesco de comparar lo que decía en una nota y cotejarlo con la segunda. No, no, no. Ya ni siquiera apela al piadoso desvanecimiento de la memoria del lector abombado por una catarata de signos direccionados. Se lo tira de una, a modo de "Como te digo ésto, te digo lo otro" en la misma y única nota, y arreglate como puedas con ésto que te estoy diciendo.

Para no irnos por las ramas, dejemos de lado por un momento el curioso reproche que dirige a la víctima por victimizarse (?); dejemos de lado asimismo el agradecimiento explícito y rotundo que le provoca "la inseguridad" por proveerlo del ariete dramatúrgico indispensable para arremeter contra el sopor social a la que induciría la bonanza económica.

Se trata de la nota en la que, en un arranque de sinceramiento atroz, eructa "lacra" a Kunkel. Es posible que el epíteto haya sido usado como elemento distractivo de la bisagra que introduce entre ambas acusaciones mutuamente excluyentes. En tal caso, acertaría en suponer que casi nadie va a prestar atención a la reversión del relato, distraídos por un epíteto tan fosforescente como "lacra".

Y así, sin más (me copio a mí mismo más arriba), pasa de caracterizar al Kirchnerismo como una manga de coimeros dispuestos a todo con tal de aprobar el presupuesto, a culpables por la no sanción del mismo.

Lo hace en los siguientes términos:


RELATO I: CON TAL DE APROBAR EL PRESUPUESTO, EL KIRCHNERISMO ES CAPAZ DE TODO, HASTA DE COIMEAR

(…) Pero lo sucedido en relación al Presupuesto no constituye un eslabón perdido sobre la bajísima calidad política e institucional de esta democracia. (…)


El kirchnerismo logró salir también airoso de una de las últimas batallas, cuando consiguió neutralizar en Asuntos Constitucionales las investigaciones sobre presiones y supuestos sobornos a diputados de la oposición. (…)


Las denuncias de Cynthia Hotton y Elsa Alvarez sobre ofertas kirchneristas tuvieron fundamento y rasgos de credibilidad . (…) Pero Fadel tampoco podría ocultar su sombra: esa mujer mendocina es experta en manejo administrativo del Congreso. Sabe, como nadie, de contratos y otros favores. (….)


ELEMENTO DISTRACTOR:

"Nada podrá justificar el cachetazo que Camaño le propinó a Carlos Kunkel, cuando el diputado pronunciaba una descontrolada arenga para justificar el final de la investigación parlamentaria. Pero todo tendría relación con todo: tal vez, en una democracia menos contaminada, la lacra de Kunkel no circularía por los pasillos del Congreso."

RELATO II: CON TAL DE ((NO)) APROBAR EL PRESUPUESTO, EL KIRCHNERISMO ES CAPAZ DE TODO, HASTA DE VICTIMIZARSE

(...) Endilga a los demás la falta de Presupuesto aprobado para el 2011, pero fue el propio kirchnerismo el que exhibió una voluntad nula para hacerlo. (...)

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Subrayo el hecho de que ésto fue escrito por una de las luminarias de la prensa patronal, no por un Majul, un Lanata, un Leuco, un Eliaschev. No, no. Ésto es lo máximo que pueden ofrecer en materia de relato. Un oxímoron.

A ver, Mañeto, si te ponés media pila y te conseguís un libretista coherente. No te alcanza con la semiología de Eliseo Verón. Necesitás de un libretista y/o guionista y/o dramaturgo como Abel Santa Cruz, Aída Bortnik, Fernández Baraibar, una Marguerite Yourcenar, qué sé yo. Así no va ¿eh? Se nota muuucho...

Como dijera la inefable Simone de Beauvoir argenta, "lo dejo a tu criterio"...

sábado, 27 de noviembre de 2010

Néstor Vive



No me pregunten quien soy
y si me habían conocido
los sueños que había querido
crecerán aunque no estoy
ya no vivo pero voy
en lo que andaba soñando
y otros que siguen peleando
harán nacer otras rosas
en el nombre de esas cosas
todos me estarán nombrando.

No me recuerden la cara
que fue mi cara de guerra
mientras que hubiera en mi tierra
necesidad de que odiara
en el cielo que ya aclara
sabrán como era mi frente
me oyó reír poca gente
pero mi risa ignorada
la hallarán en la alborada
del día que se presiente

No me pregunten la edad
tengo los años de todos
yo elegí entre muchos modos
ser más viejo que mi edad
y mis años de verdad
son los tiros que he tirado
nazco en cada fusilado
y aunque el cuerpo se me muera
tendré la edad verdadera
del niño que he liberado.

Mi tumba no anden buscando
porque no la encontrarán
mis manos son las que van
en otras manos tirando
mi voz la que está gritando
mi sueño el que vive entero
y sepan que sólo muero
si ustedes van aflojando
porque el que murió peleando
vive en cada compañero.

(Milonga del Fusilado, Los Olimareños)

El Hombre es un Mono Disidente

Por Alejandro Dolina

El peronismo ha sido muchas veces actor principal de acuerdos y concertaciones políticas.

Hay, por otra parte, un arsenal de pensamientos burgueses que garantizan la conveniencia de buscar coincidencias.

Algunos llegan a decir que en realidad, todos deseamos lo mismo y que discrepamos acerca de las metodologías.

Se ha llegado a sostener que las ideologías habían muerto y que bastaba con elegir buenos administradores para que gobernaran.

Todo esto viene acompañado con un continuo elogio de las buenas maneras en las discusiones políticas y aún en los conflictos sociales.

A cada momento se nos propone a nuestra admiración la conducta de príncipes sonrientes o de antagonistas que se dispensan elogios mutuos durante las negociaciones.

Estas escasas palabras servirán primero para saludar todas estas ideas que acabo de exponer.

¿Quién soy yo para no ovacionarlas de pie?

Pero también, y como humilde despacho en disidencia, propongo un tímido elogio del desacuerdo, de la bifurcación, de la heterodoxia, de la herejía.

Después de todo, las revoluciones surgen sólo de desacuerdos: el hombre es un mono disidente.

Me permito entonces, subrayar la acción política de Néstor Kirchner como venturoso gestor de desacuerdos.

El se atrevió a recorrer caminos que nadie se atrevía a transitar y que parecían alejarse de las concurridas avenidas centrales que recomendaban los poderosos del mundo global.

Y se metió por unas calles ya olvidadas cuyos nombres sólo se pronunciaban en los foros estudiantiles, en las reuniones de soñadores y en rincones que siempre estaban alejados del poder político.

Esas calles de desacuerdo ahora pueden reconocerse: una conduce al crecimiento del mercado interno…

Otra al control del comercio exterior…

Está bien el boulevard de la intervención del Estado o la esquina de la ley de medios, la plaza de la asignación por hijo y los veredones del desendeudamiento.

Algunas de estas calles habían sido recorridas por otro señor en 1946.

Cuando alguien del poder político se atreve a caminar estos senderos termina por llegar a un distrito donde el poder político no está en el mismo lugar que el poder económico.

Y la bifurcación se produce y son inevitables los ataques de las corporaciones y de los poderosos que tratarán de conseguir el regreso de los gobernantes tránsfugas hacia las avenidas iluminadas de sus intereses.

Hace muchos años hubo por televisión un debate entre el doctor Teodoro Bronzini, líder socialista e intendente de Mar del Plata, y el doctor Becar Varela que militaba en el partido que entonces tenía al menos el coraje de admitirse como conservador.

Fue una conversación muy amable y el moderador se sorprendió al fin del programa de que hubieran coincidido en tantas cosas.

En realidad, no era sorprendente, ambos políticos formaban parte de una visión liberal del mundo y eran funcionales a los intereses de las corporaciones.

¿Cómo no van a ser amables si en el fondo pensaban lo mismo?

Néstor Kirchner no les parecía amable a las corporaciones.

En verdad, ningún otro presidente salvo aquel otro señor de 1946, les pareció tan desagradable.

Y lo atacaron como a nadie

¿Por qué?

No porque Kirchner tuviese mal carácter y fuera confrontativo como quien es cascarrabias.

No se trataba de una cuestión de carácter: este tipo había tocado sus intereses.

Y fue el único que lo hizo.

Todos los demás parecían aceptables en algún momento porque también en algún momento eran funcionales a los intereses del poder económico.

Y eso es todo lo que quería decir, a veces no hay más remedio que disentir, que persistir en el desacuerdo.

Hoy casi por única vez en nuestra historia, el poder político no está donde está el poder económico.

Y este hombre que ahora se ha ido produjo un último acto de `insujeción`.

Su muerte encendió la luz, y como en un refusilo vimos algo que la cerrazón de los medios había ocultado en la oscuridad: las calles laterales, las que no recomendaban los poderosos, estaban llenas de gente.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡Mor - tal...!

("Gentilmente cedida" por catanpeist)


CONTRA EL LANATISMO, ENFERMEDAD INFANTIL DEL PERIODISMO
Carta abierta a Jorge Lanata


por Hugo Presman

Lanata

Hace varios días que he estado dando vueltas con la intención de escribirte.

Lo hago sin otra autoridad que el haberte abierto mi casa para que entraras en forma de voz (la radio, con programas como Hora 25, Lanata AM), la imagen (televisión, Día D, Después De Todo), la prensa escrita (Página 12, Crítica, Revista XXI, XXII, XXIII), libros (Cortinas de Humo, La guerra de las Piedras, Polaroids, Historia de Teller, Argentinos, ADN, Hora 25, Muertos de amor) y varios documentales que realizaste.

En una oportunidad fui al programa de radio que hacías en la Rock and Pop, para ver cómo trabajabas. Soy un oyente radial veterano, de más de sesenta años, y recién hace 12 pude darme el gusto de conducir y coconducir programas de radio.

Fui periodista siempre, aunque no ejercía profesionalmente ocupado en la militancia universitaria y política, en la docencia universitaria y en las actividades inherentes al contador público.

Muchas veces he dicho ante el micrófono que fuiste uno de los periodistas más originales en las últimas tres décadas. Innovaste en Página 12, en día D, hiciste un buen programa como Hora 25, y algunas cosas recordables de fuerte impacto en la revista XXI como el agujero en la tapa en uno de sus primeros números.

No me olvido de una actitud tuya valiente e inusual como la denuncia por irregularidades de una empresa que publicitaba en tu programa.

Recuerdo reportajes que mantenían en vilo al televidente como el que le realizaste a Cecilia Felgueras que codirigía el Pami durante la Alianza, al dirigente sindical Luis Barrionuevo, al periodista Mariano Grondona.

Desde que volviste a la televisión en Canal 26 —también lo dije al aire— te he notado en una versión light, como si estuvieras aburrido; o debido a que la situación que vive el país con importantes debates, incluido el papel del periodismo, te ha dejado en posición adelantada (fuera de juego).

Como si una situación esperanzadora aquí y en unos cuantos países de América Latina te dejara en off-side. Como si a los cincuenta años hubieras envejecido exponencialmente. Tal vez el empresario periodístico se comió al periodista, igual que algunos sindicalistas gordos que en su juventud fueron combativos.

¿Habrá también una conceptualización que llegue a calificar de periodistas gordos a aquellos que decidieron arrumbar sus sueños y sucumbieron al reconocimiento del establishment?

Aquel periodista ingenioso se ha transformado en alguien que se plagia mal a sí mismo. Ya había pasado con Crítica que fue una versión menor, muy desmejorada, de la mejor Página 12.

Tus reportajes actuales son conversaciones sin repreguntas. Acostumbrado al éxito, transitas un periodo de reiterados fracasos, como Critica, el teatro de revistas, la escasa repercusión de DDT (Después de Todo).

Será por eso o tal vez porque el escenario político no te sienta cómodo que has perdido los estribos. Y entonces empezás a derrapar mal.

Declarás “Me tienen harto con la dictadura”, justamente a vos que en Página 12 hiciste un emblema de la lucha por verdad y justicia para esclarecer a las aberraciones perpetradas por el terrorismo de estado y sentar en el banquillo de los acusados a los asesinos.

En ese editorial dijiste entre otras cosas:

“Quiero pensar tranquilo. Déjenme pensar tranquilo… Hay cosas que estoy de acuerdo con Clarín y en otras estoy de acuerdo con el gobierno…. En la Argentina no se puede hablar. Sos una cosa u otra…. La pelea con Clarín no es una pelea ideológica, es una pelea por negocios”.

¿Sabés lo que me llama la atención Jorge?

Que a pesar de que sos un divulgador histórico, no entiendas que siempre y especialmente en las coyunturas decisivas está lo principal y lo secundario.

En el caso de Papel Prensa (que en la revista Noticias afirmás “que no le importa a nadie y encima con pruebas falsas”) lo fundamental es terminar con el monopolio. Lo secundario son las intenciones, que no es el campo de un analista político sino del psicoanálisis.

En la página 402 del tomo 2 de “Argentinos” escribiste:

“La historia de Papel Prensa es el sueño de cualquier editor: un monopolio de papel barato.”

Resulta contradictorio que cuando se está librando el combate para revertir situaciones anómalas que vos denunciaste pero obviamente no tenías poder para modificarlo, ahora te entran las dudas. En el modelo lanatacéntrico las cosas son importantes si caen bajo tu interés y dejan de tenerlas cuando la enarbolan otros.

Hacés afirmaciones categóricas como “pruebas falsas” y no aportás una sola prueba que avale tu aseveración. Buscás en la realidad procesos cristalinos. No los hay. Tampoco en la historia, que es la política del pasado como la política es la historia del presente.

Tu posición me parece similar al que entra al Vaticano, se para frente a La Piedad de Miguel Ángel y en lugar de admirar la fenomenal escultura, se concentra en la mosca posada sobre la cara de Jesús. Y después sale hablando de la mosca.

O en tu estilo conforme a tu escala de prioridades, denunciando que el artista se quedó con un vuelto cuando compró el mármol en Carrara.

Ya cumpliste cincuenta años y es hora de que entiendas que una posición ideológica expresa siempre intereses económicos.

Un filósofo que sabía de esto, un tal Carlos Marx sostenía:

“En la historia como en la naturaleza, la podredumbre es el laboratorio de la vida”.

No estamos viviendo una revolución. Apenas —pero para una Argentina arrasada parece revolucionario— un intento de desarrollo capitalista con recuperación de algunos resortes económicos, una mayor presencia del Estado, un mayor control sobre el mercado y poner en caja algunas corporaciones mientras se favorecen y desarrollan a algunos sectores económicos. Recuperación de la influencia de los sectores sindicalizados y mejoría en las leyes que regulan el trabajo.

Predominio de la política sobre la economía. Política exterior latinoamericana con logros como la UNASUR y el no al ALCA.

Apenas algunos de los avances concretados. El kirchnerismo tiene continuidades y rupturas con la década infame de los noventa. Por sus rupturas recibe críticas despiadadas del establishment y sus voceros mediáticos.

Y por sus continuidades se los crítica desde sectores de izquierda, que según como se ubiquen ayudan a intentar profundizar lo existente o son funcionales al poder económico afectado.

Olvidan una vieja frase de Armando Tejada Gómez:

“Como el mundo es redondo, si uno se corre mucho a la izquierda, termina abrazado a la derecha”.

¿Preguntás por qué ahora se hace esto?

La respuesta sería: ¿Por qué no ahora?

Si el gobierno avanza en algo que siempre propusiste, no te quedes al costado del camino como un moderno Hamlet sumido en dudas existenciales. Conservá la distancia crítica que te parezca. Pero esa equidistancia debe ser simétrica, tanto en relación al gobierno como del poder económico.

Si no, tu planteo es tan tramposo como tu reiteración que

“la presidenta habló una hora y media, por cadena nacional, de algo que pasó hace 34 años”.

Presentó el informe elaborado sobre Papel Prensa ¿de qué querés que hable?

Parecés esos oyentes de radio que cuando uno trata un tema, por ejemplo la pobreza, llaman diciendo por qué no se habla hoy de la inseguridad o la situación de los jubilados, temas tal vez analizados la semana anterior.

Demagógicamente preguntaste: ¿Habló del hambre, de la educación, de la inseguridad?

Y repetís, con la insistencia que le criticás a 6-7-8:

“Ayer la presidenta habló una hora y treinta de Papel Prensa. En todo lo demás nos va como la puta madre. Habló de algo que pasó hace 34 años cuando hoy y ayer se mueren chicos de hambre.”

Disculpá Jorge, pero tu amiga Mirtha Legrand no lo hubiera hecho mejor. Si la misma que te elogia en sus almuerzos en donde sos invitado en soledad y le retribuís su admiración con toneladas de miel hacia su persona dedicándole un libro con la leyenda:

“Para la Chiqui que es una grande. Con cariño y admiración. Jorge”.

Permitime que te lo diga, pero al antiguo transgresor progre parece que lo has jubilado. O tal vez coincidas con Elisa Carrió, la que te ofreció ser candidato a jefe de la ciudad de Buenos Aires, quien en otro encuentro gastronómico dijo que la diva “manducadora” era la mejor periodista argentina.

Parece increíble que en la contienda sobre la ley de medios, creas que Clarín es el más débil. Es tan endeble el multimedio que la ley recién se podrá aplicar integralmente, según quien gane el próximo gobierno o será archivada para siempre.

Es un grupo hegemónico tan anoréxico que puede escamotear durante años y años una prueba de ADN de los hijos adoptados irregularmente por Ernestina Herrera de Noble.

Dijiste:

“No le creo (a los Kirchner) su preocupación por los derechos humanos porque además compraron los organismos de derechos humanos.”

Coincido con vos que los Kirchner no se preocuparon por el tema hasta que primero Néstor y luego Cristina llegaron a la presidencia.

Por convicción tardía u oportunismo cambiaron. Vuelvo a decirte: el análisis político considera hechos no intenciones.

Si hubieras vivido en 1810/1811 habrías criticado el Plan Secreto de Operaciones de Mariano Moreno porque en 1809 escribió La Representación de los Hacendados que era su antítesis.

¿Qué le pasó a Mariano Moreno? te hubieras preguntado. Y te hubieras quedado en el palco mirando cómo se definía la suerte de lo iniciado en 1810.

Adoptás la misma posición de los socialistas que se mostraban incómodos y hasta llegaban a votar en contra ante la ejecución de algunos de sus proyectos por Perón o como Victoria Ocampo que luchaba por el voto femenino pero se opuso cuando lo concretó Eva Perón.

Como decía Hipólito Yrigoyen “esas son patéticas miserabilidades”

Decís que compraron a los organismos de derechos humanos. Es una acusación por lo menos aventurada que sabés que no podes probar. Si Hebe, Nora, o Estela afirmarían que vos decís lo que decís porque querés quedar bien con Clarín ¿cómo reaccionarías? Tal vez con la crispación adjetivadora de tus declaraciones a la revista Noticias.

En mi opinión, Abuelas y un sector de las Madres, encontraron después de muchos años de adversidad, donde vos las apoyaste y acompañaste, pero no los gobiernos, un lugar donde fueron comprendidas y reconocidas por el oficialismo.

¿Cuál es el derecho que te asiste de colocarte a la izquierda del dolor de los familiares de las víctimas?

Elsa Oesterheld a la que le desaparecieron su esposo y sus cuatro hijas le dijo a la presidenta en la Feria del Libro de Frankfurt:

“Yo que creí estar muerta y hoy vuelvo a tener esperanzas.”

Solidarizarse y haber luchado y seguir luchando por verdad y justicia de una tragedia argentina es justo y lógico. Sobreactuar el dolor por encima de las víctimas ronda el grotesco. Me imagino que te debe sacudir hasta las vísceras cuando Estela de Carlotto dice que “Lanata está del tomate” o “que tus declaraciones son de un papanata.”

¿No sería bueno que incorpores el comentario de los más directamente afectados por el terrorismo de estado, reflexionando en dónde has quedado ubicado?

Tal vez te ayude en tu deseo de pensar tranquilo.

También sostenés que “somos el hazmerreir en el exterior”.

Osvaldo Bayer, un crítico duro, insobornable, a quién vos llevaste a Página 12, le dijo al diario Tiempo Argentino en relación a la Feria del Libro de Frankfurt:

“Hace diez años nadie imaginaba que la Argentina sería la invitada de honor” (8-10-2010 página 35).

En la revista Noticias insistís:

“El kirchnerismo usó y prostituyó los derechos humanos… por un lado parte de los organismos se vendieron y por otro lado el gobierno los usó o ellos se dejaron usar. Es una mezcla de todo”.

Cuando uno formula este tipo de afirmaciones, es conveniente observar quiénes aplauden y quiénes critican. Si alguien propone la reforma agraria y recibe el aplauso de la Sociedad Rural, es obvio que el que está equivocado es el que la propone y no quienes la aplauden.

Uno de los nietos recuperados ha afirmado que cuando te veía el apropiador quería que apague la tele y ahora está seguro que te aplaudiría.

“Hay mucha mentira alrededor de los setenta y me hartó. Me lo fui bancando durante muchos años, pero finalmente cuando los setenta llegan al poder, como hoy, y piensan la política de la misma manera en lo que hacían hace 40 años tenemos que hacer algo porque si no todo va a volver al mismo quilombo. Porque nada te garantiza que cuatro forros no vayan a agarrar los fierros y armar quilombo otra vez“.

Parece mentira que manejes un análisis tan superficial. Ni los tiempos son comparables ni las situaciones. Por una cuestión de edad a los setenta los leíste o te lo contaron. Por las mismas razones fui testigo y protagonista secundario de aquella etapa.

La mal llamada Revolución Argentina había radicalizado y nacionalizado a la pequeña burguesía descubriendo las potencialidades del peronismo, incluso sobrevalorando las mismas. La sociedad en sus sectores mayoritarios hablaba y proponía como mínimo un capitalismo de estado y como máximo el socialismo.

El Cordobazo implicó un hito en un sostenido avance de las masas. Surgieron organizaciones armadas que tenían justificativo- más allá que no estaba de acuerdo con la metodología- por la proscripción de las mayorías populares personificada en Perón exiliado. En general en los sectores radicalizados y en los revolucionarios se sentía desprecio por la democracia a la que se consideraba formal.

El retorno de Perón fue una épica nacida en la resistencia y concretada en los setenta. Las organizaciones armadas perdieron su justificación a partir del 11 de marzo de 1973.

¿Encontrás alguna semejanza con la actualidad para hacer una comparación tan liviana?

El terrorismo de estado con sus horrores ha sepultado bajo una lápida la posibilidad de discutir los grandes errores cometidos por las organizaciones armadas.

Ese es un debate pendiente que vos querés cancelar simplemente por una cuestión de hartazgo.

Decís ahora:

“pero finalmente cuando los 70 llegan al poder”.

Te olvidás de lo que escribiste hace poco tiempo:

“En esos años Kirchner militó en agrupaciones vinculadas a la Juventud Peronista pero —contra el mito que se sostiene hoy— nunca formó parte de la Tendencia Revolucionaria (agrupación de superficie del movimiento guerrillero) ni de Montoneros” (Página 119 de tu libro Hora 25, impreso en octubre del 2008).

Impacta esa mezcla de superficialidad, enojo y desenfreno verbal.

Etiquetás a 6-7-8 como “un grupo de tareas”.

Calificar un programa de televisión como un grupo de tareas además de ser una banalización lamentable, está en la misma línea de Elisa Carrió que consideró que el kirchnerismo es el nazismo sin campos de concentración.

Respondés a críticas conceptuales con adjetivaciones descalificatorias como “rata”, mientras tu originalidad se ha reducido a llevar un cerdo al estudio y tus análisis naufragan en la superficie de las cosas.

Considerás dos veces como excelente un artículo que “casualmente” publican el mismo día (miércoles 6-10-2010) La Nacíón y Clarín titulado “Maradona como metáfora argentina”, recogido de El País de España, cuya autoría es de John Carlín y Carlos Pierini.

Pensar que esa retahíla de lugares comunes del pensamiento colonizador y de sus seguidores colonizados encuentra el origen de la decadencia en los “gobiernos populistas, corruptos e incompetentes” y en la añoranza de la Argentina “granero del mundo”.

No es casual tampoco que el editorial de La Nación del 10 de octubre dice con respecto a la mencionada nota:

“la repercusión general se explica por haber dado en el centro de las razones coaligadas en la disparatada caída que la Argentina viene sufriendo en relación con el concierto mundial de naciones”

En Argentinos tomo II, en la bibliografía que mencionás como consultada figuran tres libros de Arturo Jauretche. Parece que no los leíste o si lo hiciste no lo entendiste.

Tus posiciones actuales le inspirarían un nuevo capítulo de su Manual de Zonceras.

El “izquierdista, divulgador histórico” coincidiendo con el diario cuyo fundador escribió la falsificada historia oficial, en dos de sus caballitos de batalla: la añoranza de la Argentina pastoril del primer centenario y el populismo como causante de la decadencia argentina.



El lanatismo, enfermedad infantil del periodismo

Salgo de la carta por algunas líneas. Un pequeño paréntesis. El periodismo de los setenta fue militante. No escondía cuál era su posición ideológica. No está mal esa posición siempre que surja claramente desde qué lugar y pertenencia se hace periodismo.

Durante la dictadura establishment- militar el periodismo más valiente y meritorio como el de Buenos Aires Herald, que denunció las desapariciones, nunca entendió que los horrores eran necesarios a la política económica que apoyaba. Nunca comprendió que no fue Videla el que puso a Martínez de Hoz sino que fue Martínez de Hoz (lo que él representaba) el que eligió a Videla.

En los noventa, la escuela lanatiana, fue la existencia de un periodismo por encima de todo. El periodista estrella como fiscal. En medio de instituciones que se desmoronaban, el periodismo lanatiano se elevaba como un faro ético. Era periodismo a secas. Por encima de las ideologías, los periodistas eran más importantes que los protagonistas de la historia.

Era el que la contaba, o como se decía persistentemente los que escribían la primera versión de la historia. La tergiversación de roles llegó al punto que en esta ubicación del periodismo lanatiano, el relato del gol de Maradona realizado por Víctor Hugo Morales era más importante que Maradona y su gol.

Se hizo de la corrupción el centro del análisis, mientras lo principal que ocurría, la venta del país pasaba a un segundo plano. Si Robert Cox sólo apreciaba las desapariciones sin comprender su vinculación con la política económica, Lanata veía la corrupción como centro de su análisis.

Incluso en el programa de Mariano Grondona en un debate con Jorge Asis, cuando éste afirma que la oposición al gobierno es el periodismo, el director de Página 12 contestó:

“Yo creo que la principal oposición que tiene el gobierno son sus políticos corruptos”.

Un integrante de la escudería Lanata, el escritor Martín Caparrós declaró en La Nación del 10-02-2010:

“Cuando periodistas muy bien intencionados iluminaban la corrupción menemista, Menem estaba cambiando la estructura socioeconómica de la Argentina como nadie lo había hecho. Mientras se consolidaba un modelo de exclusión que todavía estamos sufriendo, el periodismo estaba atento a la leche adulterada o al frigorífico. Ahora pasa lo mismo. Volvemos a la facilidad “¡ah, son corruptos, roban!”. Yo le llamo a eso honestismo”

Se recurrió a un lenguaje moralista que como bien señala el ensayista Juan José Becerra “es la hamaca paraguaya del pensamiento político”.

Está muy bien denunciar la corrupción siempre que se la contextualice porque como decía Carlos Marx citado por José Pablo Feinmann en “La filosofía y el barro de la historia:” El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo” (Capítulo XXIV del 1º tomo de El Capital).

Si no se procede así, resulta tan ingenuo como descubrir que las chicas que trabajan en un prostíbulo no son vírgenes y salir a gritarlo a los cuatro vientos.

El periodismo político por encima de la política misma es tan ilusorio como los gurúes económicos que engañaban con una economía aséptica desprendida de la política.

El kirchnerismo bajó del pedestal al periodismo y lo puso en tela de juicio. A veces con desmesuras y arbitrariedades.

Pero quedó bajo una mirada crítica, como los políticos, los gurúes económicos, el FMI, la justicia, la policía, los empresarios, el sindicalismo.

En ese contexto Jorge Lanata está según la Revista Noticias “furioso, exultante, exaltado.”

Es posible que todo sea una gigante equivocación. Lanata nunca superó una caracterización de “progre” y lo que ello conlleva como incomprensión de la realidad cuando no se presenta fácil de aprehender como sucedió durante el menemismo.

Es un liberal de izquierda al estilo norteamericano que en una etapa de la historia nacional derramó ingenio y audacia. No es un analista político.

Por eso cuando la realidad se complejiza, Lanata muestra sus limitaciones y superficialidad. Y como Elisa Carrió su mirada sólo pasa por la mirilla de la corrupción que además debe tener a él como denunciante.

Una visión tan reducida fue sintetizada hace unos años en programa radial EL TREN, por el periodista y escritor venezolano Modesto Emilio Guerrero quién afirmó, transformando el título de un libro famoso de Lenín:

“El lanatismo es la enfermedad infantil del periodismo”.



Posdata a la carta abierta a Jorge Lanata

Éstas son algunas de las cosas que te quería decir Jorge. Tal vez estés en condiciones de emprender la vuelta y que aceptes que un primer actor desconcertado puede pasar a ser un buen artista de reparto. Para ello seguramente tengas que desaprender algunas cosas.

En la disyuntiva sarmientina de civilización y barbarie, es conveniente observar la realidad desde el campo que los civilizadores llaman barbarie. Desde ahí se puede intentar comprender los movimientos populares en América Latina.

Es bueno llevar en la mochila a Arturo Jauretche, a algunos autores del pensamiento nacional como Rodolfo Puiggrós, Jorge Abelardo Ramos, Jorge Spilimbergo entre otros, y cuando uno tiene dudas dónde posicionarse ante una realidad compleja que mezcla el oro y el barro, usar una brújula a prueba de errores: ver dónde está el grueso del poder económico y los medios hegemónicos y ubicarse enfrente. Salvo que efectivamente quieras estar bajo la protección del PODER.

En ese caso deberías asumir esa posición, sin pudores, y no descalificar groseramente a todo aquél que te critique, como si fueras un intocable.

Si seguís tan enojado, denostando con argumentos simplistas hasta a los estudiantes secundarios que toman colegios y deciden enamorarse nuevamente de la política, cuando seas más grande es posible que llegues a ser un Pepe Eliaschev II. Y si el éxito te sonríe como cuando eras progre, tal vez alcances a Joaquín Morales Solá.

sábado, 30 de octubre de 2010

viernes, 29 de octubre de 2010

Hienas

(Original: Los muertos que vos matáis)

Por Eduardo Aliverti en P/12 el 28/10/2010

No quiero escribir desde el resentimiento, aunque siento que, en realidad, el verdadero rencor es el de aquellos a cuyo cinismo apuntará. Algunas cosas hay que sacarlas bien de adentro bajo pena de traicionarse a sí mismo si acaso, por razones de ¿elegancia? periodística, de ser modesto con los conceptos en horas de dolor y de respeto, se las guarda. Supongo, además, que varios de los conceptos a verter serán parecidos y hasta idénticos a muchos de los que acompañan las opiniones de esta edición. Mejor. Uno se sentirá reforzado con la gente, los colegas de este diario, y otros, que piensan igual o muy parecido y habrán escrito en consecuencia. En momentos como éstos, lo que justamente hace falta es juntarse más que nunca con la gente que piensa y dice y pregona como uno. Ayer, a muy poco de conocerse la noticia, me tocó encabezar la transmisión especial de AM 750. Muchos testimonios, mucho oyente, mucho correo, muchas sensaciones. Uno tiene en esto demasiados años de entrenamiento auditivo, de saber reconocer las entrelíneas de las declaraciones, de descubrir qué hay detrás de los tonos de voz y hasta de cada inflexión. Y entonces percibe, registra enseguida, no se le escapan ni las respiraciones. Percató en consecuencia la angustia auténtica de la gente común que llamaba a la radio; la que conforma lo definible desde hace un tiempo como la “minoría intensa” de la sociedad, contra la presunta mayoría invertebrada que está festejando la muerte de Kirchner. Sin embargo, a la par llamó la atención de quien firma la cantidad de llamados del tipo “no soy peronista, no soy kirchnerista, no quiero a este gobierno, pero...”. Ese pero. Ay, ese pero. Cuánto que hay en ese pero de “me parece que me di cuenta ahora, con la muerte, de que no hay nada real mejor que esto, por más que no me guste”.

Sea así o más o menos así, esa gente, esos peros, se sintieron legítimos, audaces, compungidos. Atención con esa tomada de nota de que ahora se corre peligro de retroceder, tanto que lo putearon. No tengo cómo justificar la elevación de los llamados a una radio a la categoría de sondeo representativo... salvo por eso del oído entrenado, de la medición automática de percepciones. Y también como quiera que sea, en cualquier caso es mucha gente con una honestidad intelectual, o sentimental, infinitamente mayores que las disfrazadas por los temporarios acomodaticios de las condolencias. Cobos, traidor, capaz de decir que se nos fue un gran líder. Andate Cobos, por favor. Andate. Pero no del Gobierno del que formás parte a la vez de denostarlo. Andate a tu casa, directamente. Por un instante de tu vida tené mínima conciencia del ridículo. Sólo eso, Cobos. Sólo eso. Vos y todos los demás que ahora descubrieron en Kirchner al tipo que llevaba la política en la sangre, al militante tiempo completo, al apasionado que deja un vacío enorme, al hombre de convicciones. Vos y todos los demás que hasta las 10 de la mañana de ayer definían esos flamantes méritos del muerto como la expresión del crispado que violentó a este país, del autoritario que nos volvió a las catacumbas de los ’70, del enajenado que nos lleva al caos institucional. Y vos, Van der Kooy, que a los veinte minutos de la muerte ya tenías subida tu columna gozosamente mal disimulada. Y vos, Fraga, Rosendo Fraga, asesor de Viola, del general Viola, del asesino Viola, que te permitiste elevar, con el muerto fresco, las condiciones a las que debe sumirse Cristina ahora que puede ejercer el Poder. Vos, Fraga, venís a cerrar el circuito que inauguró José Claudio Escribano, el mandamás de La Nación, cuando apenas asumido Kirchner en 2003 le puso en tapa el pliego de bajezas a que debía rendirse si quería completar el primer año de mandato: reacomodar las relaciones con el FMI, amnistiar a los milicos, romper con Cuba. Con Kirchner inaugurado, primer pliego. Con Kirchner muerto, también enseguida, el segundo: que Cristina se saque de encima a Moyano, a Moreno y a quien haga falta para demostrar que no es igual que el marido. Hasta un tipo de derechas como Federico Pinedo, pero con sensibilidad perceptiva –digamos que un caballero– le dijo al aire al suscripto “y, sí, es un poco apresurado el análisis”.

Pero no, no es apresurado. Son sus instintos más bajos, más pornográficos, de intereses de clase. Cabe reconocerles su impudicia explícita. E incluso prodigarles el reconocimiento de que además de ser así son inhábiles para solaparlo. Dejan todo más claro. Ese es, quizás y no importa si por convencimiento o por lectura especulativa de la realidad al cabo de 2001/2002, el legado más interesante y efectivo que deja Kirchner. Por las razones íntimas que fueran, partió aguas. Obligó a ponerse de un lado o de otro, cuando ya parecía imposible que la pasión política se reinstalara en la Argentina devastada de la rata. Más aun, por estas horas también se desnudan como de cocodrilo feroz las lágrimas y lamentos de quienes se allanaron a hacerle el juego a la derecha con chamuyo de izquierda cinematográfico-nacionalista. ¿Y por qué eso también es símbolo? Porque esa partida de aguas que significó y significa esta rara pero apasionante experiencia también compelió a que cada quien mostrara su vocación de poder. Algunos de la derecha explícita sacaron los tanques mediáticos, pero otros de la izquierda piripipí copiaron a Carrió, compararon a Kirchner con Menem y hace unas horas se manifiestan condolidos ¿de qué? ¿No es que eran iguales?

Por unas semanas como muchísimo, si es que se aguantan, el establishment más concentrado, el gorilaje recalcitrante y sus funcionales nac&pop se llamarán a silencio de expectación. Concluido el duelo de las buenas formas, medirán cuánto tiempo se requiere para que seguir atacando no se les vuelva boomerang. Tensarán que Cristina puede usufructuar, o que le serviría, la imagen de mujer enhiesta en medio de un drama de todo tipo, sola contra todos. Y encima, en medio de ese karma que los sigue regenteando: sus candidatos son horribles, no se les cae una idea alternativa convincente y están a años luz de potenciar a algún referente que demuestre capacidad de mando.

Si lo piensa bien, la derecha atraviesa un problema con la muerte de Kirchner: él venía a ser una suerte de reaseguro para continuar insistiendo contra el “aplastamiento de las instituciones”, el “clima de confrontación”, la “división de la sociedad” y todo el resto de pelotudeces tras cuyo parche se oculta, pésimamente, que no aguantan la afectación de emblemas con que sintieron tocados su alma y su culo. Y la de ciertos privilegios que manotearon sus bolsillos.

Ayer a la noche, el clima de congoja cedía lugar a una efervescencia, tan contenida como callejera, que detrás del dolor avisaba lo siguiente: si hay lugar de retrocesos en lo recuperado para los intereses populares, no les va a resultar fácil. La potencia política de Kirchner ya no estará, Cristina es candidata única y habrá que comprobar si su estoicismo aguanta la presión. Pero es irrebatible que queda una fuerza muy considerable que, cualesquiera sean los avatares electorales, no permitirá así nomás que se vuelva para atrás en ciertas conquistas que a la vuelta de la esquina eran extravíos utópicos.

En síntesis, eleven neo-pliegos de condiciones, festejen, gorileen, viven a las coronarias de Kirchner como antes a sus carótidas y al cáncer de Eva, supongan que se acabaron la ley de medios y que la yegua no debería soportar semejante tensión. Pero, por las dudas, uno les aconsejaría que adviertan la ya masa de gente joven politizada y movilizada y el número de los que se plantean lo que hay enfrente de lo que putean.

jueves, 28 de octubre de 2010

Gracias


Yo formé parte de ese 22% original del 2003, aunque confieso que más que votarlo a Néstor voté al que venía tercero en las encuestas, para no tener que optar entre la rata y lópez murphy en la segunda vuelta.

A partir de ahí, sin tener la más mínima expectativa (o quizás por éso), cada sorpresa que me dio fue positiva. Siempre. Recuerdo que en el primer día de gobierno efectivo se mandó al tacho a 23 generalotes. Una señal. Tiempo después, cuando el descuelgue del cuadro de videla, me transformé en kirchnerista. No podía creer que, efectivamente, alguien convirtiera la letra muerta de la Constitución en hechos. El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas había asumido su rol como tal.

La secuencia de renovar la corte de los milagros menemista, anular la obediencia debida, punto final e indultos, enterrar el ALCA en Mar del Plata, deshacerse de la tutela del FMI, renegociar la deuda con 2/3 de quita y tantas otras medidas que comparadas con las entedichas suenan a casi nada, no hicieron otra cosa que llenar de contenido mis iniciales expectativas.

Pero seguramente el ataque de la prensa canalla a partir del momento mismo de asunción de Cristina me dejó sin retorno. A partir de entonces, nada volvería a ser lo mismo. Para los que llegamos tarde para ser Peronistas, ser Kirchnerista fue un signo de los tiempos. Ineludible.

El vacío que deja Néstor sólo podremos rellenarlo los millones que levantemos sus banderas a partir de ahora. Estamos -todos- comprometidos a ser los compañeros de ruta de Cristina. Aquí estamos, aquí estaremos, de ahora en más, para lo que venga.

Los miserbles creen haber encontrado la veta para entrarle al proyecto, como explícitamente lo dejara ver ayer mismo una larva nauseabunda como Rosendo Fraga, el festejo de "los mercados" que reaccionaron con una suba nédita de sus acciones, como seguramente están descorchando champagne los Grondonas, los Openheimers, los Majules, Fontevecchias, Tenembaums, Lanatas, Leucos, Eliaschevs, Roas, Kirschbaums, Van der Koys. Están en pedo. Si creen estar ante una segunda Isabelita, están en pedo. No la mencionan específicamente, pero advierten sobre el "vacío de poder". No tienen idea ante quién se encuentran. Si algo aprendimos de Cristina es que repotencia su temple ante la adversidad. Ahí están la 125 y el 28J para demostrarlo. Ni se atrevan. Ni se atrevan. Soretes.

Y vos, Flaco, mi querido Flaco, te convertiste en bandera antes de tiempo. No era ahora cuando vos debías abandonar la escena. Así y todo varios millones intentaremos ser uno solo detrás del proyecto. Trataremos humildemente de ser el motor de la historia, de la historia que vos comenzaste a escribir a trazo grueso, y que Cristina y tu pueblo intentará profundizar. Desde ahora, vayamos quemando los puentes porque el proyecto no tiene vuelta atrás.

Gracias por todo querido Flaco. Hasta siempre!

miércoles, 27 de octubre de 2010

No jodas, Flaco. No jodas. Ésto es un mal editorial de los que no te quieren. No es cierto. Tu país, mi país, te necesita por muchos años más. Nos diste el país que siempre soñamos y que nunca creímos poder alcanzar. Es obra tuya. Vos lo hiciste posible. Cuando mi familia y yo podamos absorber el golpe, cuando dejemos de llorarte, comenzaremos nuestra larga despedida. Por ahora, es sólo otro malísimo editorial del odio. Después veremos. Pero vos no te vas.

domingo, 3 de octubre de 2010

Lixo

(Click en la imagen para ampliar)

Algunos tituletes del "Noticias" brasilero:

* "Investigación IBOPE: Políticos: Lo que los brasileros piensan de ellos: Deshonestos, Insensibles, Mentirosos"
* "Investigación Inédita: Radiografía de los Militares: Populismo en América Latina, Armamentismo de Hugo Chávez"
* "América Latina: Las Fieras Radicales (Fotos de Chávez, Evo, Correa y Marulanda) Su objetivo es evitar la derrota de los terroristas de las FARC y generar un clima de guerra en el continente"
* "CHE: La farsa del Héroe. Verdades inconvenientes sobre el mito del guerrillero altruista cuarenta años después de su muerte"
* "Tentáculos de las FARC en el Brasil"
* "Exclusivo: Los dólares de Cuba para la campaña de Lula"
* "Chávez no es juguete. Con Fidel Casto a muerte, Chávez quiere usar el petróleo para liderar la revolución en América Latina"
* "Él cobra un 12% para el Partido"
* "Serra y el país post-Lula"

¿Suena conocido? Não deve faltar na tabela da nenhum panelheiro...! ("Gentilmente cedidas"  por Catanpeist)

jueves, 30 de septiembre de 2010

Er..., Voy a presentar un Pedido de Informes


H. Cámara de Diputados de la Nación
Proyecto de Resolución

La Cámara de Diputados de la Nación
Resuelve:

Convocar al Sr. Jefe de la Oposición, Héctor Magnetto, a la comisión de Libertad de Expresión de esta H. Cámara, a fin de brindar un detallado informe sobre la relación existente entre el Grupo Clarín y el programa "Le Doy mi Palabra", y respecto a los siguientes puntos:

Informe cuál es la relación funcional del Grupo A y el Multimedios Clarín

Indique que tipo de apoyo brinda el Grupo Clarín al aparato parlamentario opositor

De tipo económico

De tipo logístico

De tipo tecnológico

De ser afirmativa, responda montos y mecanismos de transferencia de dinero o aportes de equipos o publicidad a los legisladores que forman parte de la red de opositores apoyados por el Grupo Clarín .

Indique si en la reunión realizada el 12 de abril de 2010 conocida como un encuentro entre el Jefe de la Oposición y el "Grupo A" se tomaron decisiones respecto al seguimiento y hostigamiento a blogueros, políticos, y si entre ellos se encontraba Alfredo Leuco.

Informe si en esa reunión agradeció la tarea realizada por los programas "Le doy mi Palabra", "La Cornisa", "Hora Clave", "A Dos Voces", "Desde el Llano", "Palabras Más, Palabras Menos", "Almorzando con Mirtha Legrand", "Magdalena Tempranísimo", tal como consignan las crónicas periodísticas.

Indique si técnicos de "La Oposición" trabajan dando sostén a los programas anti-K, especialmente al llamado "Le Doy mi Palabra".

Exponga cómo se conforma la estructura de comunicación opositora. Al respecto, indique qué dependencias del Congreso y presupuesto disponen para los opositores K.

FUNDAMENTOS

Señor presidente:

manifestaciones vertidas en el programa "Le Doy mi Palabra", realizadas por el periodista Alfredo Leuco, contra el bloguero Lucas Carrasco.

Las manifestaciones publicadas en el programa de referencia dicen textualmente: "La denuncia que voy a hacer ante la justicia penal por las amenazas de muerte que un periodista hizo a este programa en general. Ha ocurrido algo muy grave que no puedo dejar pasar. Lucas Carrasco me amenazó de muerte, prometió venir con una ametralleta a canal 26 para matarnos a todos."

Alfredo Leuco, conductor del programa en cuestión, además de un confeso militante antikirchnerista, ha sido panelista de los programas "La Cornisa", "Sin Límites" e "Informe Central", por lo que es claro el conocimiento sobre esta persona por parte del aglomerado opositor.

No sólo la gravedad de las manifestaciones merecen un expreso repudio de esta H. Cámara, sino que además se debe convocar de manera urgente al Sr. Jefe de la Oposición al seno de la Comisión de Libertad de Expresión a fin de que informe cuál es la relación existente entre el Grupo Clarín y Alfredo Leuco.

En este sentido, es imperioso conocer si desde la Jefatura de la Oposición se financia, o monitorea todo lo que se publica en ese programa, así como en otros programas que denuestan la gestión gubernamental. Además, el Jefe de la Oposición debe explicar los alcances de las directrices que habría dado a los militantes antikirchneristas en ocasión de una charla ofrecida en abril pasado.

El jefe de la Oposición debe dar explicaciones respecto a cual es el grado de responsabilidad de la Oposición sobre los periodistas que se oponen a las políticas oficialistas. El Jefe de la Oposición deberá explicar qué tipo de apoyo reciben los periodistas, es decir, si consiste en un apoyo económico, logístico, o de otra naturaleza.

Es por todo lo expuesto, Sr. Presidente, solicito la aprobación del presente pedido de informes.

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Estaba terminando de redactar mi pedido de informes, cuando veo que mi vieja la estaba  leyendo por encima de mi hombro.

- Qué pasa, vieja? pregunté...
- Una verdadera cagada. Es una caza de brujas. Maccartismo puro.
- Náhhhh..., vieja! Cómo va a ser "Caza de Brujas", "Maccartismo", si lo acabo de copiar del proyecto presentado por nada menos que la -de pie por favor- Presidenta de la Comisión de Libertad de Expresión, Silvana Yúdichi, y encima avalado por la Diputada Patricia (hic!) Bullshit...!

sábado, 25 de septiembre de 2010

Estampilla

Macri quería una estampilla con su foto para conmemorar el Bicentenario de la Nación.

A los publicistas del gobierno de la Ciudad les pareció una buena idea y ejecutaron el proyecto.

Macri lo aprobó y solicitó a Correo Argentino hacer 10 millones de estampillas, y asi le fue concedido.

Cuando la estampilla salió a la calle, Macri estaba radiante!

Pero a los pocos días se puso furioso al oir reclamos generalizados de que la estampilla no se pegaba a los sobres.

Inmediatamente, convocó a la Municipalidad a los "Equipos Técnicos" responsables de la confección y emisión de la estampilla con su imagen, ordenando que investigasen rigurosamente el hecho.

Comisiones, grupos, subgrupos y equipos a montones investigaron los centros postales de todo el país, oyeron a los usuarios, a los de atención al público, etc. y, finalmente, descubrieron lo que estaba ocurriendo.

El informe, de más de mil páginas, entregado un mes después, decía en sus conclusiones:

"No hay nada malo en la calidad de las estampillas. El problema es que la gente está escupiendo del lado equivocado"...

(De "El Tiburón 37")

sábado, 18 de septiembre de 2010

Iglesias

Por Luis Bruschtein

Desde un determinado sector hay un reclamo contra el kirchnerismo por haberse convertido en una especie de Iglesia que administra el credo del centroizquierda. Se quejan porque el kirchnerismo se arrogaría el derecho de medir con su vara la pertenencia a ese espacio ideológico. Los que se quejan son los que antes del kirchnerismo pretendían hacer lo mismo con los demás y apenas llegado el kirchnerismo le cerraron la puerta.

Más allá de que las iglesias ideológicas son antipáticas, el cambio en ese cuadro resulta significativo porque está indicando que antes el kirchnerismo era el que tenía que pedir permiso y se lo negaban y ahora es al revés. Si el kirchnerismo es una Iglesia o no está por verse porque, para bien o para mal, todavía no ha coagulado hasta ese punto de homogeneidad.

Lo que está planteando esa queja del centroizquierda antikirchnerista es que el kirchnerismo terminó por instalarse con comodidad en ese espacio, trasponiendo a duras penas sus dificultades para penetrar las clases medias de las grandes ciudades y haciendo pie en una parte de ellas. Han sido desplazados y sienten ese desplazamiento. La vía para ocupar ese espacio por parte del oficialismo fue concretar una batería de reivindicaciones que se planteaban desde ese sector que, en cambio, había demostrado poca capacidad para llevarlas a la realidad.

Pero el fenómeno de enroque en ese lugar de “administrador” de un espacio político ideológico se produjo porque la inercia antikirchnerista llevó a ese centroizquierda a oponerse a sus viejas reivindicaciones. En ese plano, la iniciativa la lleva el Gobierno y la oposición queda relegada a optar por el sí o el no y como es oposición siempre dice que no. Al centroizquierda opositor le pasa eso.

Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, su ubicación como centroizquierda era menos creíble para la sociedad en general que la de esta corriente de la oposición que tradicionalmente había estacionado allí. Cuando este sector, que incluye periodistas, intelectuales y corrientes políticas y gremiales, protesta ahora por los desplantes que le llegan desde el oficialismo, en realidad lo hace porque siente que su credibilidad como centroizquierda ante la sociedad ya es menor que la del kirchnerismo. En un escenario donde confrontan un gobierno hiperquinético, que emite acciones de tipo reformista o progresista o como se le quiera llamar, y una oposición que se limita a repetir todo el tiempo que el Gobierno está mintiendo, el Gobierno terminó por ganar credibilidad.

Esto no quiere decir que no exista centroizquierda en la oposición, pero sí que este centroizquierda es cada vez menos creíble ante la sociedad cuando quiere reafirmar un progresismo que aparece rechazando todo el tiempo. Una manifestación de este fenómeno de poca credibilidad fue el mínimo efecto que tuvo el reclamo del 82 por ciento móvil para las jubilaciones. El centroizquierda opositor lo planteó con sinceridad. En cambio, la mayoría de la oposición lo hizo sólo como una forma de restar legitimidad al oficialismo en su intento de forzar el veto. El resultado de esa mezcla fue que ni siquiera los jubilados –incluyendo a los de oposición– les creyeron. No hubo ni gran debate ni gran movilización ni gran festejo cuando lo aprobaron en Diputados. Apareció como algo sacado de la manga incluso por el centroizquierda opositor.

La paradoja de esta rotación de la escena es que comienza a producirse con más fuerza en el momento de más debilidad del Gobierno, cuando se produjo el conflicto por la 125. Es el punto donde el Gobierno pierde más apoyo. Pero al mismo tiempo es cuando homogeneiza sus filas, impulsa a una nueva militancia juvenil y lleva a tomar partido a un amplio sector de intelectuales. Frente a lo que había perdido, esa capitalización parecía mínima, pero estaba expresando la punta de un fenómeno que se fue ampliando a lo largo del año y que culmina con este nuevo paisaje.

Un destello de este proceso fue el acto del martes en el Luna Park con un activismo político juvenil que no se veía desde hacía muchos años, quizá desde la época de la Coordinadora radical a la salida de la dictadura. El entusiasmo de esa militancia solamente puede apoyarse en una identidad. Además de muchos jóvenes, también había mucha gente suelta que se sintió convocada y asistió por un impulso espontáneo. La buena noticia para el oficialismo es que ha logrado proyectar una identidad desde el peronismo que es claramente visualizada y aceptada por algunos sectores de capas medias.

Si ese fenómeno de cristalización de una identidad comienza a darse en el kirchnerismo a partir de la disputa por la 125, hubo otros grupos, en especial los de izquierda y centroizquierda que apoyaron a una Mesa de Enlace conducida por la Sociedad Rural y la CRA, para los que comienza un fenómeno inverso de pérdida de credibilidad en cuanto a su discurso izquierdista.

La inercia opositora es tan fuerte, por ejemplo, que lleva a la lista del estatal Pablo Micheli, que se opone a la conducción del maestro Hugo Yasky en la CTA, a aliarse con la Corriente Clasista y Combativa, que apoya activamente a los empresarios del campo y que siempre antagonizó con la CTA. Para la CCC, la CTA y la CGT eran dos centrales de burócratas, y eso lo decía cuando en la conducción de la CTA estaban sus ahora aliados en la confrontación con Yasky.

Estos movimientos de identidades generan perplejidad en uno y otro lado, en unos porque se les deshilacha y en otros por asumirla. Los derechos humanos han sido siempre emblemáticos en los últimos treinta años en cuanto al aporte más importante del centroizquierda. Es asombrosa la frivolidad con que algunos en el centroizquierda opositor tratan ahora de desembarazarse del tema porque lo consideran copado por el kirchnerismo. Quieren ser provocativos o incisivos cuando argumentan esa resignación ideológica, fruto de su impotencia, pero resultan patéticos y superficiales. Desde el kirchnerismo se escuchan voces enojadas contra el progresismo por su “gorilismo” e “inoperancia” y buscan otros términos que los definan. No quieren ser llamados progresistas y se autodefinen como “nacionales y populares” o de otras maneras cuando muchos de ellos provienen de ese progresismo, y con esa reacción corren el riesgo de sectarismo a las clases medias a las que pertenecen. Sobre todo ahora que ante la sociedad el que aparece como más “progre” es el Gobierno.

Es cierto que para el centroizquierda y el progresismo todos estos corrimientos han conflictuado identidades porque hay de todo en todos lados. Son términos tan amplios que en un momento de transición no alcanzan para describir los campos en pugna. Pero al mismo tiempo son términos que tienen un sentido porque se fueron resignificando durante los mismos procesos, desde la derrota del llamado socialismo real hasta las transformaciones del capitalismo a partir de la globalización financiera, la revolución informática y mediática y el desarrollo de tecnologías de punta en los procesos de producción.

Ninguno de los nuevos gobiernos reactivos al neoliberalismo que se han dado en América latina podría calificarse como “revolución” en un sentido ortodoxo. Todos provienen de elecciones democráticas y todos se mantienen en el marco del capitalismo. Y, sin embargo, esa mezcla de progresismo, indigenismo, bolivarianismo, populismo o laboralismo constituye el aporte más valioso en estas épocas a la transformación de las sociedades en un sentido progresivo, es decir favorable a los pobres, a los pueblos, o a los sectores más desguarnecidos.

Por último, también hay un centroizquierda o progresismo, el de Martín Sabbatella, que ha evitado oponerse a lo que siempre reivindicó y apoya esas propuestas al mismo tiempo que trata de resguardar una identidad diferente a la del peronismo. Es la posición más difícil porque pierde visibilidad en la fuerte polarización entre oficialismo-oposición. Así como el centroizquierda opositor se desdibuja en la derecha, el centroizquierda que apoya con independencia y visión crítica tiende a desdibujarse en el oficialismo. Sabbatella apuesta a que ese lugar poco visible le reditúe, ahora o más adelante, como reconocimiento a una actitud coherente y no gorila o antipopular, como se les recrimina a sus primos de la oposición.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ayer mataron a Salvador Allende

Por José Pablo Feinmann

Sería ingenuo no creer que el 11 de septiembre que el mundo recordará será el de las Torres Gemelas antes que el de Chile. El de las Torres tuvo una audiencia en simultáneo, un público atónito que asistía, compartiéndolo, en vivo y en directo, a uno de los acontecimientos más poderosos de la historia humana. No menos poderoso fue el de Chile, pero nos tenía más acostumbrados. Sin embargo, no bien se desplegó el terror pinochetista supimos que eso era nuevo, no tenía antecedentes. Lo mismo sucedió con el terror de la Junta argentina.

Ignoro si se ha reflexionado sobre un punto (sin duda, sí; pero merece ser ofrecido otra vez al análisis): el acontecimiento de las Torres y el de Chile no sólo comparten la fecha, sino mucho más. El país de las Torres (el Imperio) fue el causante directo del septiembre chileno. Chile nada tuvo que ver con la caída de las Torres. Pero Estados Unidos hizo el golpe de Pinochet, lo inventó a Pinochet y lo asesinó a Allende. Era parte de la política que se había otorgado para manejar las cosas en eso que llaman su “patio trasero”.

Desde que llegó a la presidencia, Ke-nnedy, que era un furioso anticomunista, advirtió que –durante el llamado período de la Guerra Fría– las acciones bélicas directas no tendrían lugar entre los dos bloques hegemónicos. Había, en ellos, un exceso de técnica bélica que lo impedía. El terror nuclear recomendaba una excesiva prudencia que los dos colosos ejercieron celosamente. Las luchas, entonces, se dieron en otras latitudes.

Demoraron en advertir que en América latina los comunistas se habían posesionado de Cuba, brillante tarea de esos barbudos que habían seducido y engañado a la CIA diciéndose democráticos, y que la CIA creyó que apenas venían a tirarles abajo a ese sargento Fulgencio Batista, un sanguinario impresentable, que había hecho de Cuba un prostíbulo y un garito para la mafia. Apoyaron a los muchachos de Fidel, que les dieron una enorme y pésima sorpresa: su líder se definió y definió a su movimiento como marxista-leninista. Decidieron aprender la lección: nunca más un Castro en América latina. Porque Estados Unidos decía no pretender apropiarse del mundo como los soviéticos, pero en verdad ya casi lo dominaba o ésa era su meta. Con justa razón, el profesor Chalmers Johnson consideró que había más simetría entre las políticas de la Unión Soviética y de los Estados Unidos de lo que los norteamericanos deseaban reconocer: “Si en el transcurso de la Guerra Fría la Unión Soviética intervino manu militari en Alemania Oriental (1953), Hungría (1957) y Checoslovaquia (1968), los Estados Unidos articularon el golpe en Irán (1953), la invasión de Guatemala (1954) y de Cuba (1961), ocuparon militarmente la República Dominicana (1965) e intervinieron en Corea (1950) y en Vietnam (donde sustentaron dictaduras y mataron a un número más grande de personas que la Unión Soviética en sus exitosas intervenciones)” (Chalmers Johnson citado por Luis Alberto Moniz Bandera en su notable ensayo: La formación del Imperio Americano). En una comparación inevitablemente odiosa y desagradable, posiblemente la CIA sea y haya sido una organización más cruel, más asesina y, sobre todo, más responsable de la llegada de regímenes genocidas al poder que la KGB soviética. Medio mundo o más no diría esto por la prepotencia, la supremacía que tienen los medios en la formación de la subjetividad de las personas. El cine, por ejemplo (gran herramienta de propaganda de EE.UU.), siempre ha mostrado a un agente de la KGB como alguien más siniestro que uno de la CIA, que, con frecuencia, es el héroe de la película. Jack Ryan, sin ir más lejos, tuvo la pinta y el carisma de Harrison Ford. ¿Quién, en la KGB, podía competirle? Pero un serio problema se le aparece a la Administración Nixon. En 1970, el socialista Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular, gana de modo inobjetable las elecciones en Chile. Pese a que Allende propone una “vía pacífica” –o una “vía democrática”– al socialismo, Richard Nixon lo odia desde el primer día. Y desde ese día se propone echarlo del gobierno. Aquí debo mencionar dos documentales formidables con los que trabajo estas cuestiones y deben (creo) ser consultados: uno es casi una autobiografía de Robert McNamara y se titula La niebla de la guerra, el otro es una pequeña obra maestra de Chistopher Hitchens, Los juicios de Henry Kissinger. En éste, Hitchens nos muestra la pasión que pone Kissinger en dejar contento a su jefe, Nixon, y demostrarle que se puede hacer con un país lo que Estados Unidos desee. No aún con Chile, porque Allende acaba de ganar muy limpiamente “y nosotros respetamos la democracia”. Nixon acepta este dogma, pero tiene claro que –en caso de llegar a imponer una dictadura– siempre es mejor una dictadura no-comunista que una comunista (ver: Luis Alberto Moniz Bandeira, La formación del Imperio Americano, p. 278). Seguramente compartían este criterio las empresas que le hicieron saber acerca de la gravedad del asunto: la ITT, la Pepsi Cola y el Chase Manhattan Bank. Todas se comunicaron con el presidente de la CIA, Richard Helms. También lo hizo Nixon, en una reunión relámpago: se sentó, tomó un vaso de agua, dijo un par de cosas y se fue. Destinó 10 millones de dólares para la tarea de desestabilizar al “hijo de puta” –así le decía: SOB—, pidió acción inmediata, dejar de lado al embajador, poner los mejores hombres en la tarea y en 48 horas deteriorar la economía. A partir de ese punto empezaría el trabajo en serio.

Kissinger tenía un buen concepto de la habilidad política de Allende: por todos los medios exhibiría que no era un satélite soviético, a lo Castro, ni siquiera un gobierno abiertamente comunista. Pero no estaba dispuesto a mostrar que le creía. En suma, entre Nixon y Kissinger deciden hundir a Allende desde el primer día de su llegada al poder. Así se hace la historia. En tanto, en América latina se festejaba el gran paso de la llegada al gobierno por elecciones libres y democráticas de un gobierno socialista (aunque fuese con un margen leve: la Unidad Popular sólo alcanzó el 36,2%), en las oficinas de la CIA o en el despacho más privado de Nixon la tarea de destrucción ya estaba en camino. Precisamente en Los juicios de Kissinger, el halcón Alexander Haig (que anduvo por aquí tratando de arreglar la guerra de Malvinas) lanza una exclamación con la fuerza de un escupitajo iracundo: “¿Otro Castro en América latina? ¡Por favor!” O sea, ni locos. Allende debía caer.

Haig es un activo soldado de esa causa. En mi novela Carter en New York, Joe Carter le cuenta a un amigo moribundo el modo en que Haig (Alexander Higgins en la novela) se despide de Allende antes de subir al avión que lo llevará a los States, cumplida ya su tarea. Explica: “El problema –ahora– es el Islam. Pero a los 24 años conocí al senador republicano Alexander Higgins. El hombre era un genio. Uno de los grandes cerebros que –allá por 1973– liquidó al gobierno socialista de Salvador Allende. Y que –no hacía mucho, entre un trago y otro– le había confesado ciertas cosas. ‘Sabes, Carter, Allende tenía la beatitud de un arcángel. Mas, ¿qué podía hacer yo? Sólo reconocerlo, pero no evitar mi trabajo por sentimentalismos peligrosos, que te mienten o te ciegan. La última vez que estreché su mano, poco antes del golpe que acabó con su vida, abandonaba yo la República de Chile, todo estaba ya hecho. Acerqué mi cara a la suya y en voz muy baja pero audible para él y para mí, le dije: ‘Es usted un hombre puro. Comunista o no. Cuando le caiga encima el caos que le hemos preparado recuerde estas palabras de uno de sus enemigos. Es usted un hombre bueno, equivocado pero honesto y valiente. Estrecho su mano con orgullo, doctor Allende. Y es la última vez que lo hago’. Me miró a través de esos anteojos doctorales, de académico, de hombre culto. Dijo: ‘¿Por qué si tanto me respeta está al lado de quienes buscan mi destrucción?’ ‘Doctor, es muy simple: otra Cuba, en América latina, no. No podemos permitir eso.’ ‘¿Y quiénes son ustedes para permitir o no lo que un pueblo ha elegido democráticamente?’ ‘Los Estados Unidos de América. Y ustedes nuestro patio trasero. No queremos más problemas por aquí. Trate de salvarse. Huya.’ ‘Nunca. Usted no me respetaría si yo huyera. Me respeta porque sabe que lucharé hasta el fin.’ ‘Lo sé. Lo que nunca sabré es por qué luchará hasta morir por una causa tan infame.’ Allende me clavó sus ojos. Diablos, cuando miraba feo podías temblar si no eras duro, si te escaseaban los cojones. Dijo: ‘Lo que nunca sabré es cómo usted dice respetarme y es un mercenario al servicio de un imperio de asesinos’. ‘Doctor, no nacimos para entendernos. Estamos a punto de dejar de respetarnos. Y si me quedo uno o dos minutos más junto a usted acabaré por hacer el trabajo que en breve harán sus verdugos.’ ‘Parece conocerlos.’ ‘Los hemos entrenado nosotros, doctor.’ ‘¿Quién es el principal cabecilla?’ ‘¿No lo sabe? ¿Ni eso sabe?’ No dijo palabra. Todo estaba tan irrefutablemente tramado que no me importó darle el nombre del general que le habíamos destinado como verdugo. ‘Pinochet.’ ‘¿El general Pinochet?’, se asombró. Y, muy seguro, dijo: ‘El general Pinochet es mi amigo’. ‘Doctor Allende, parto de Chile con una duda: si es usted increíblemente bueno o increíblemente tonto.’ ‘Pues yo lo despido con una certeza: usted es un perro, una escoria humana que insulta la esencia del hombre.’ ‘Lamento desilusionarlo, doctor: pero a esa esencia, de nosotros dos, la encarno yo mejor que usted. Le dejo una enseñanza antes de irme: usted, como comunista, cree que esa esencia es buena y bastará que ella triunfe para que los hombres sean libres. Nosotros creemos que es mala. Que es egoísta y sólo el dinero le importa. Por eso los matamos y los seguiremos matando y les ganaremos todas las guerras. Piénselo.’” (Carter en New York, ed. cit. pp. 105/106/107).

El otro decisivo factor que derrocó a Allende fue “el decano de la prensa chilena”, el centenario periódico El Mercurio. Agustín Edwards, su director, viajó hasta las oficinas de Nixon y volvió con dos millones de dólares para la tarea democrática a emprender. Desde sus páginas inflamadas de patriotismo anticomunista, El Mercurio llamó a la lucha a las conchetas chilenas, que son temibles. Inauguraron la moda de las cacerolas.

Todo está dicho. Allende se refugia en La Moneda y dice que no habrá de huir. Ahí se queda. Se hunde con su barco. Tiene puesto un casco de guerra y sostiene una metralleta. Da un último discurso: “Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”. Don Agustín Edwards, director del “decano de la prensa chilena”, habrá brindado con buen champán. Las conchetas, felices. Los obreros, perseguidos y asesinados. Allá, en el Norte, la CIA, Nixon y Kissinger, satisfechos. Allende se suicidó o lo mataron. Pero estuvo en su puesto hasta último momento. El 11 de septiembre que América latina recuerda y llora es éste. El otro, el de las Torres, ni sabemos quién lo hizo. Y, emperradamente, como le habría gustado a don Salvador, seguiremos creyendo que alguna vez, más tarde o más temprano, se abrirán las grandes alamedas. Y el primero en pasar por ellas será don Salvador Allende. Una enorme pancarta con su cara de hombre bueno, que soñó un sueño tal vez imposible, pero que él sostuvo hasta el final. Así, pocos, Salud, héroe, mártir, ejemplo perenne. En usted se encarnó lo mejor de la condición humana.

PD: Y hoy domingo 12/09/10, todos/as a la Clínica Los Arcos, JB Justo y Paraguay, Capital, desde las 14:00 hs.